Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntalo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia Redaccion Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana - Azcapotzalco.

lunes, 29 de octubre de 2012

Mi mayor preocupación


Salí de la escuela a las 13:30 horas y me fui inmediatamente a mi casa. Me subo al camión y me pongo a leer el siguiente tema de exposición para la siguiente clase de Historia del Derecho de Occidente. Estando en mí casa me pongo a hacer toda mi tarea. Quiero hacerla temprano para no dormirme tarde.

Me encuentro en mi habitación apurándome a todo, cuando en un momento me detengo  a reflexionar en todo lo que me ha pasado. No puedo evitar las ganas de tener un hijo, pero por el momento seria una complicación. ¿Qué pasaría si lo tuviera? Es una de las tantas preguntas que me hago.

Escucho que alguien toca la puerta con tanta insistencia. Bajo las escaleras y abro la puerta. Enfrente de mí se encuentra mi tía, me dice que mi mamá esta en el hospital, que en el camión que venia choco y me da la dirección del  hospital. Le marco a mis hermanos para decirles lo ocurrido y en que hospital se encuentra.

Al llegar al hospital pido informes sobre el estado de salud de mi mama. La señorita que se encuentra dando informes me dice que por el momento no me puede decir nada, que tengo que esperar a que el médico me diga que es lo que pasa. En la sala de espera voy de un lado a otro. Estoy muy preocupada. Me pongo a pensar en lo peor que le puede pasar. Mis hermanos llegaron. Me preguntan qué fue lo que paso. Les digo que aun no se que paso y que no me han dado informes.

Sale el doctor y nos dice que mi mamá sufrió un fuerte golpe en la cabeza, pero que se encuentra fuera de peligro, aunque estará en observación. Mi hermano Juan Carlos se quedará en el hospital. Nos avisara si mi mamá se pone mal.

Llegando a mí casa, me tomo una pastilla para el dolor de cabeza. Tengo que seguir haciendo tarea. Este día fue muy agitado. Aun sigo preocupada por mi mamá. No estaré tranquila hasta no verla en mi casa.

Son las 2:30 horas y aun me tengo que bañar. Solo dormiré dos horas. Suena la alarma de mi celular ya son las 5 horas tengo que arreglarme para ir a la escuela y de ahí al hospital a ver a mi mamá. Será de nuevo un día muy ajetreado.

 

 

 

 

domingo, 21 de octubre de 2012

Lo que más anhelo


Tengo miedo y no sé por qué. Si  para mí es lo más hermoso que me puede suceder: un hijo de Israel, un hijo de la persona a la que amo.
No puedo perder el tiempo. Tengo que decirle que será papá. Sé que se pondrá muy feliz. Es lo que más anhela: un hijo. Le marco y le digo: “Tengo que hablar contigo. Es algo muy importante, pero no te lo puedo decir por teléfono ¿Te parece si nos vemos a las ocho en la noche”.  Respondió muy sorprendido: “Claro, pero ¿Está todo bien?”. "Sí" conteste. Nos vemos al rato. Adiós.
Ya dentro de la casa de Israel, escucho un “te amo” por parte de él. Está muy contento, y me dice: “Es la mejor noticia que he recibido, aunque solo me preocupa cómo reaccionará tu mamá ante la noticia”.
Tenía razón. Nos enfrentábamos con ese problema: cómo reaccionaría mi mamá. Al siguiente día decidimos hablar con ella. No era fácil. Yo sabía que le había fallado a mi mamá.
Con ella delante, sentados a la mesa de la cocina, nos dijo que no era lo que esperaba de nosotros y sobre todo de mí, pero que ya no se podía hacer nada. Lo único que podía hacer era apoyarnos. Seria una gran responsabilidad para nosotros. Al salir de mi casa, no pronunciamos palabra.
Este hijo que estoy esperando es lo mejor que me puede pasar. Es algo incomparable, el sentir cómo se mueve dentro de mí, cómo mi vientre va creciendo y, mediante el ultrasonido observar cómo se va desarrollando. Hemos estado pensando en el nombre: César, si es niño, y Lisa Cody, si es niña.
Despierto y sonrio al ver a las dos personas que están al lado de mí: mi hija e Israel. Por esas, daría hasta mi vida solo porque estuvieran bien.
Suena la alarma de mi celular. Me doy cuenta de que todo es un sueño. Cómo me gustaría que eso fuera realidad. Pero sé que no será así, ya que Israel quiere que termine mi carrera.
En esta etapa de mi vida, siento la gran necesidad de dar ese siguiente paso. Ese gran pasó que tanto anhelo pero creó que por el momento tendrá que esperar.

domingo, 14 de octubre de 2012

Es hora de trabajar

16 mayo 2009
6:00 hrs




 Suena la alarma. Sin ganas de levantarme. Escucho gritar a mi mamá: Magdalena levántate se te hace tarde para ir a trabajar. Me pongo a pensar en que no quiero ir, pero tengo que hacerlo porque necesitamos el dinero. Me levanto, me arreglo y salgo lo más rápido posible de mi casa.

En el camión ya de regreso a mi casa. Me doy cuenta de que alguien me observa. Alzo la mirada y volteo a ver quién es. Es alguien a quien conozco, pero jamás hemos hablado. Me gusta y mucho. Estoy nerviosa al observar que se acerca y se sienta a un lado mío. Me dice: "Hola se que dirás que porque después de tanto tiempo te hablo, pero no sabía cómo acercarme hacia a ti". Me rió. El pregunta. ¿Por qué te ríes? Yo respondo: "Vives a dos casas de la mía y me sorprende que nunca hablemos". Sonríe y dice: "Es cierto".
Después de ese día no lo vi. Aunque estaba tan cerca. El motivo fue su trabajo. Dos meses después nos volvimos a ver. Me dijo: "Te extrañé, nunca me diste tu número para estar en contacto. Qué te parece si te invito al cine ¿puedes?" Sí claro, respondí inmediatamente.
¡No puede ser! De nuevo sin verlo dos meses pero ahora no importa porque tengo su número y siempre hay mensajes de él.

19 septiembre 17:00 hrs
Suena mi celular. Un mensaje nuevo de Israel. "Hola ya regrese, podemos platicar al rato". Sin pensarlo conteste rápidamente: "Sí, a las 20 hrs nos vemos".
Desde ese día todo cambio. Ahora no solo es Israel, si no es alguien mas. Es una de las personas más importantes en mi vida.
Ya han pasado tres años. Jamás me imagine que durara tanto tiempo. Siempre pensé, que la diferencia de edad afectaría nuestra relación. Ahora, sé que no es así, sino todo lo contrario. A pesar de que me lleva diez años.
Me pongo a recordar aquel día. En el que por primera vez estuve con él. Ese día tan especial y placentero. Que no hay forma para explicarlo. Su experiencia en el sexo hizo que ese momento fuera maravilloso. Se llegó al éxtasis de tal manera que quedamos rendidos en la cama. Ese día fue inolvidable, así como las demás veces que he estado con él, las cuales han sido tan placenteras como esa primera vez.