Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntalo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia Redaccion Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana - Azcapotzalco.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Quiero descansar

 Me encuentro en mi habitación tratando de descansar un poco pero, como me dejaron mucha tarea, no puedo quedarme acostada más tiempo. Tengo que lidiar con muchos problemas y siento que no encuentro solución para todos ellos. 

Los días que mi mamá estuvo hospitalizada me parecieron muy largos: tuve que pedir permiso para faltar al trabajo porque  iba a visitar a mi mamá. Cuando por fin la dieron de alta, me sentí más tranquila al ver que estaba fuera de peligro. Ya se encuentra en casa y sólo tiene que descansar por una semanas. 

Apenas resolví un problemas y enseguida viene otro: mi abuela paterna quiere desalojarnos de la casa donde vivimos. Según ella, mi mamá y yo no tenemos derecho a seguir ahí. Mi padre no vive con nosotras. No me quedó más remedio que hablarle a mi papá y decirle lo que estaba pasando. No me gustó hablar con él pero tuve que hacerlo. Mi abuela solo le hace caso a su hijo y por eso confió en que él pueda solucionarlo. Hasta entonces, sólo puedo seguir cuidando de mi mamá. 

Estos días siguen siendo muy agobiantes porque, con el trabajo y la escuela, casi siempre tengo sueño. Todo el tiempo me siento cansada y mi madre depende de mí, pero lo peor de todo son los chismes que inventa mi abuela... ¡Odio que nos haga esto! ¡La odio a ella! ¿Cuándo dejara de criticarnos? ¡Quiero que nos deje vivir en paz! 

Suena el teléfono y, como mi madre está dormida, me levanto de la cama y contesto en la sala: es mi papá. Dice que ya hablo con mi abuela y que ella nos dejara tranquilas. Parece que él ya lo solucionó. Pienso decirle  ¡Vaya! Hasta qué haces algo...  Pero solo digo: Gracias, papá. Y cuelgo el teléfono sin despedirme.  Hay veces que ya no quisiera tener contacto con el porque  no merece que lo llamé padre. Nunca se hizo responsable de mí y aún así, mi mamá  me pide que lo respete y lo llame papá. Para mí es aquel señor. Vuelvo a mi habitación pensando en que tengo un problema menos... 

Últimamente me he sentido mal. Tal vez sea el estrés y el sueño. No quiero enfermarme. ¡No en estos momentos! ¡Tengo mucho que hacer y ya se acercan los exámenes!  Hay noches en la que no duermo y,  aún más que nunca, debo de seguir estudiando y trabajando. 

Me he concentrado tanto en mis deberes y en cuidar a mi mamá, que no he visto a  Israel.  El único contacto que tenemos es por teléfono y mensajes de texto. Sabe muy bien como me siento y se preocupa por mí, pero su trabajo le impide venir a vernos -también esta preocupado por la salud de mi mamá-. Aunque sus llamadas son cortas, él alegra mi vida con sus palabras de amor. Siempre me dice ¡Te amo!   Solo espero que me vaya bien en los exámenes y que todo este tormento acabe pronto. 

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